Docente del CSE entrega luces sobre la modificación curricular que aplicará desde el 2020

Después de tres años de trabajo, el Consejo Nacional de Educación aprobó la modificación curricular para estudiantes de IIIº y IVº medio que regirá en los colegios a partir del año 2020. A primera vista, llama positivamente la atención la flexibilización del currículum, lo que permitirá a los y las estudiantes escoger entre un generoso abanico de asignaturas optativas, ampliando el currículum y modernizando la manera tradicional en que entendemos la educación media.

Pero, ¿qué sabemos de esta reforma curricular? Por el momento, sabemos que los estudiantes de tercero y cuarto medio, independientemente de si pertenecen a un colegio técnico-profesional, científico-humanista o artístico, tendrán 6 ramos obligatorios, los cuales se complementarán con 27 cursos electivos. El plan común estará conformado por Lengua y Literatura, Matemática, Inglés, Filosofía, Ciencias para la ciudadanía y Educación ciudadana. Automáticamente salta a la vista la ausencia de Artes, Educación Física, Historia y Religión.

La noticia encendió de inmediato las alarmas de los expertos y los no tanto, pues hubo anuncios que no dejaron indiferentes a la opinión pública. Dentro de los cambios anunciados sin duda el que más llamó la atención y generó rechazo inmediato fue el relativo a Historia como asignatura optativa en los últimos años de la enseñanza media.

A este respecto, el gobierno ha intentado aplicar paños fríos a través de una serie de declaraciones, en las cuales explican, entre otras cosas, que no habrá disminución en la cobertura de los contenidos, pues con los anteriores cambios realizados se estaría abarcando entre primero básico y segundo medio todo el currículum. Agregan que, además, los estudiantes podrán profundizar el conocimiento de la historia a través de los electivos del área, pudiendo llegar a tener incluso más horas que en la actualidad.

¿Por qué entonces el rechazo a esta modificación ha sido tan transversal?. Es innegable que la enseñanza de la Historia aporta significativamente al desarrollo del pensamiento crítico, la memoria histórica y la identidad colectiva de los y las estudiantes. Probablemente, es la asignatura que mejor permite la apropiación del pasado común y contribuye a habilidades del pensamiento histórico más complejas, como la elaboración de juicios sobre el pasado histórico y su aplicación en el presente, o la toma de posición como sujetos históricos.

Con todas estas premisas, resulta insólito rebajar Historia a un estatus de "asignatura descartable", haciéndola competir con otras asignaturas igualmente importantes. ¿Por qué nuestros jóvenes tendrían que escoger entre aprender historia, practicar actividad física o desarrollar sus talentos artísticos? ¿En qué minuto pusimos a competir a los profesores por quién capta más estudiantes?.

Por otra parte, es importante señalar que efectivamente existirá cobertura curricular, pero quienes llevamos años trabajando en el área sabemos que la profundidad con que se aborden los temas no será la adecuada. De muestra sólo un ejemplo: con el plan antiguo, en segundo medio se trabajaba historia universal del siglo XX y en tercero medio se hacía lo propio con la historia chilena de dicho periodo.

Ahora, se comprimirá todo esto en un solo año, y seamos realistas, esto es imposible de abarcar con la precisión mínima necesaria. Los docentes tendremos que escoger qué cosas trabajar y cuáles descartar. Cómo si esto por sí sólo no fuera suficientemente preocupante, la profundidad que requiere el tratamiento de ciertos temas se alcanza en los últimos años de la educación media, en donde los y las estudiantes han alcanzado niveles de reflexión crítica apropiados como para poder, por ejemplo, analizar el quiebre de la democracia y sus consecuencias, o las proyecciones que la transición a la democracia tiene en la sociedad chilena.

Para ser justos, hay cambios que no suenan tan mal: dar la posibilidad a los estudiantes de escoger entre varias asignaturas que le permitan armar una malla más acorde con sus intereses y habilidades siempre será positivo. Además, incorporar como asignatura independiente la Educación Ciudadana es también un viejo anhelo que se concretará a partir del próximo año. Sin embargo, nadie esperaba que la incorporación de la antes llama educación cívica fuera a hacerse en desmedro de la Historia.

Eliminar la obligatoriedad de la Historia de los cursos superiores de la enseñanza media implica reconocer que le pensamiento histórico no es importante para la formación de nuestras futuras generaciones; hacerla elegible provocará irremediablemente ciudadanos irreflexivos incapaces de forjar trascendencia y significación. Es de esperar que la medida se revierta o se entreguen las atribuciones y condiciones necesarias para que las escuelas puedan velar por el bienestar superior de nuestras y nuestros estudiantes.